Educación Inclusiva

Módulo 10: Participación de la familia

¿Qué podemos hacer?

Criterios generales

Una vez realizada la reflexión anterior, pero no antes, estamos en condiciones de pensar en cómo podemos mejorar la participación de las familias de nuestro centro. No obstante, no debemos olvidar que el análisis de barreras y facilitadores (Módulo 3), en este caso relacionados con la participación de las familias, forma parte de un proceso continuo de evaluación, reflexión  y mejora. Es importante delimitar qué queremos conseguir y transmitirlo con claridad a las familias, implicándolas en la medida de lo posible en el proceso, tanto en la valoración de su colaboración como en las propuestas de mejora.

En este sentido, a la hora de promover proyectos inclusivos,  como  punto de partida deberíamos tratar de:

Información de la Escuela 2 (Valencia) sobre la participación y el papel de las familias. Fuente: www.escuela2.es

Información de la Escuela 2 (Valencia) sobre la participación y el papel de las familias. Fuente: www.escuela2.es


Por otro lado, Comellas (2009 pp. 57-58) nos ofrece una síntesis de aquello que deberíamos hacer y evitar para fortalecer los lazos de colaboración entre las familias y la escuela:

Lo que deberíamos hacer…

Lo que no deberíamos hacer…

  • Hablar de forma periódica y continuada entre la familia y escuela sin angustias y sin prisas.
  • Llevar a cabo reuniones entre familia y escuela no vinculadas a situaciones concretas más o menos problemáticas sino incorporadas y programadas.
  • Comentar el día a día con niños y adolescentes, con padres y madres, tutores y tutoras, de modo más continuado para no llegar a conocer los comportamientos que no son positivos de forma causal.
  • Desarrollar actitudes de respeto que solamente se pueden construir hablando, reconociendo la diversidad de centros y modelos familiares y profundizando en mayor conocimiento, lo que no quiere decir compartirlo todo.
  • Tener interés en compartir acuerdos básicos con la escuela.  

 

  • Crear barreras entre las familias ni entre las familias y la escuela, con desconfianzas y poca comunicación.
  • No dar credibilidad a las familias o a la escuela ya que se crea un espacio de oscuridad que deja sin respuesta educativa a niños y  jóvenes.
  • Perder la comunicación con diferentes medios por no disponer de tiempo para hacer concordar los recursos personales y profesionales. - Pensar que para educar a nuestros hijos e hijas no hace falta compartir criterios con el centro educativo.