Educación Inclusiva

Módulo 4: Escuelas inclusivas

Escuchar la voz de los estudiantes: ejercicio ineludible en una cultura inclusiva

En este apartado, destacaremos una estrategia para promover la inclusión que puede ser de gran utilidad y, que en muchos sentidos, puede marcar un cambio cultural en la forma en que tradicionalmente hemos conceptualizado el papel que desempeñan los propios estudiantes en la mejora escolar. Nuestra propuesta es prestar atención a lo que los propios estudiantes tienen que decir sobre su educación, y por qué no también, sobre la diversidad y la inclusión.

Fullan ha dicho lo siguiente: «Cuando los adultos piensan en los estudiantes, piensan en ellos como beneficiarios potenciales del cambio. Piensan en resultados, habilidades, actitudes y puestos de trabajo. Raramente piensan en los estudiantes como participantes de un proceso de cambio y vida organizativa.Los estudiantes, incluso los más pequeños, son personas también. Si no les asignamos algún papel significativo en la obra, la mayor parte del cambio educativo –y en realidad de la educación – fracasará.¿Que pasaría si tratáramos a los estudiantes como sujetos cuya opinión cuenta en la introducción de la reforma en las escuelas?
(Fullan, 2002)

La voz de los alumnos debe ser escuchada. Sin ellos no podemos mejorar nuestras prácticas de manera eficaz. Fuente: Banco de imágenes del ISFTIC.

La voz de los alumnos debe ser escuchada. Sin ellos no podemos mejorar nuestras prácticas de manera eficaz. Fuente: Banco de imágenes del ITE.

A continuación, revisaremos algunas experiencias e iniciativas en esta línea, que pueden servirnos de inspiración para «amplificar la voz» de nuestros estudiantes y, de este modo, hacerlos actores relevantes en los procesos de toma de decisión de nuestra escuela.

El año 2007, estudiantes con «necesidades educativas especiales» de varios países europeos manifestaron en la llamada Declaración de Lisboa:

Amplía: Si quieres puedes acceder a la versión completa de la Declaración de Lisboa: Opiniones de los Jóvenes sobre Inclusión Educativa (2007).

Esta Declaración está en consonancia con otros documentos europeos e internacionales  en el ámbito de las necesidades educativas especiales como la «Resolución del Consejo  relativa a la integración de los niños y jóvenes minusválidos en los sistemas educativos ordinarios» (CE, 1990), la «Declaración de Salamanca y Marco de Acción para las Necesidades Educativas Especiales» (UNESCO, 1994), la «Carta de Luxemburgo» (programa Helios, 1996),  «Resolución del Consejo sobre la igualdad de oportunidades en educación y formación para los alumnos y estudiantes con discapacidad» (CE, 2003) y  «La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad» (Naciones Unidas, 2006)

Una de las formas en que se puede incorporar exitosamente la voz de los estudiantes es mediante trabajos de investigación desde el interior de la escuela, llevados a cabo por los propios estudiantes.

Los alumnos como investigadores. Numerosos proyectos de investigación, están comenzando a incorporar a niños y jóvenes como investigadores de su propia realidad educativa. En ellos, los estudiantes asumen las tareas de formular las preguntas de lo que desean indagar, elegir los métodos de recolectar los datos que sean más apropiados, reflexionar sobre las cuestiones éticas a considerar en el manejo de la información, y difundir al resto de la comunidad escolar los resultados obtenidos. Es sorprendente la calidad de la información que se puede obtener en este tipo de proyectos, y muchas veces nos quedaremos perplejos frente al tipo de evidencia que se puede conseguir. Por ejemplo, el proyecto «Aprendiendo sobre la voz de los estudiantes» (Gunter y Thompson, 2007) trabajó con alumnos de entre 11 y 18 años, investigando las formas y experiencias del maltrato entre iguales o bullying. En este trabajo, los estudiantes formaron parte de un proceso mayor de evaluación de la escuela secundaria y, en este contexto, surgió la posibilidad de que formaran parte del equipo de investigación. Así, decidieron llevar a cabo grupos de discusión acerca de la seguridad que sentían en el instituto, los que eran estimulados por fotografías de lugares y situaciones ficticias, pero que podían resultar cotidianas. Posteriormente, desarrollaron entrevistas al profesorado, y reuniones con el equipo directivo, para discutir políticas que se hicieran cargo de los hallazgos generados.

El alumnado puede convertirse en investigador de su propia realidad educativa. Fuente: Pág. 36 del libro: Coeducación. Prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas. Instituto de la Mujer/CEAPA. (2006)

El alumnado puede convertirse en investigador de su propia realidad educativa. Fuente: Pág. 36 del libro: Coeducación. Prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas. Instituto de la Mujer/CEAPA. (2006)

 

Actividades para el aula.: A continuación  presentamos, a modo de ejemplo, dos actividades que pueden servir de incentivo a otras actividades para recoger la opinión de estudiantes, y discutir con ello, aspectos que son importantes para su bienestar y que a veces podemos pasar por alto. Estan adaptadas del “School improvement for all” de la Universidad de Manchester.


El Buzón del Correo

Objetivo: Identificar si los alumnos saben a quien dirigirse cuando tienen problemas y si establecen relaciones positivas con sus compañeros.

Materiales: una caja

Tiempo: media hora

Participantes: Toda la clase

Desarrollo:
1. Pedir a los alumnos que escriban una carta anónima.
2. En la carta, deben explicar a quien se dirigirían si tuvieran un problema en la escuela. No es necesario que expliquen el detalle del problema, sino más bien en términos generales. Más bien deben justificar por qué acudirían a esa persona.


Mi escuela ideal

Objetivos: Implicar creativamente a los estudiantes de modo que contribuyan con sus ideas a la mejora escolar.

Materiales: Folios de papel, lápices de colores.

Tiempo: 2 horas

Procedimiento:
1. Pedir a los niños que dibujen su escuela ideal. Puede ser libremente, o puede especificarse algún aspecto de la vida escolar que se desea trabajar (espacios, relaciones, aprendizaje, juego, profesores, etc.)
2. En los dibujos deberán escribir algunas notas aclaratorias y, en hojas aparte, deberán escribir sus ideas acerca de por qué esa es su escuela ideal.
3. Exponer los dibujos de todos y promover una discusión, contrastando la escuela ideal con las experiencias actuales de los alumnos.
4. Buscar los elementos comunes, los acuerdos y los desacuerdos. ¿Es factible avanzar en ciertos aspectos de la mejora escolar que satisfagan los puntos de vista de los estudiantes?

Comentarios:
Pueden organizarse pequeños grupos que trabajen aspectos diferentes de la vida escolar.
Es necesario subrayar que no hay ideas correctas e incorrectas, de  modo que los niños se sientan libres y creativos para expresar sus puntos de vista. La actividad se puede extender por varias sesiones en las que se vaya profundizando en alguno de los aspectos tratados.

 

Amplía: Si quiere profundizar sobre este tema, puede consultar la obra «Cómo mejorar tu centro escolar dando la voz al alumnado» de Rudduck y Flutter, publicado en español en 2007.

Portada del libro