Historia> Autores> Ingmar Bergman
El séptimo sello Sonrisas de una noche de verano El silencio, 1963 La carcoma Persona Fanny y Alexander


Hijo de un pastor protestante, tras finalizar sus estudios de Letras e Historia, se incorpora al teatro profesional, por el que siente la más profunda devoción. En estos primeros años se inicia en la escritura dramática y en la dirección escénica. A pesar de su total dedicación al teatro, su obra cinematográfica será de una fecundidad abrumadora.


Primera Etapa

Su primera etapa cinematografica se inicia en 1945 y está compuesta por películas de encargo cercanas a sus intereses, pero en las que su personalidad no siempre se manifiesta con total libertad. Es un período de aprendizaje que empieza a dar sus frutos con Juegos de verano (Sommarlek, 1950). A ella hay que añadir Un verano con Monica (Sommaren med Monika, 1952) y, sobre todo, Noche de circo (Gycklarnas afton, 1953), obras en las que las inquietudes existenciales del autor se manifiestan en torno a la imposibilidad de la felicidad a través del amor y de la relación erótica. De este pesimismo habrá de brotar, en su obra posterior, el interrogante religioso, del que se deriva el conflicto místico de Bergman, producto de su profundo agnosticismo.

Las preocupaciones religiosas, el papel del intelectual en la sociedad y la muerte son los temas desarrollados en las obras más trascendentales de esta segunda etapa, en la que el autor, gracias al dominio de la técnica cinematográfica, expresa con total precisión su complejo universo personal, a través de un virtuoso lenguaje deudor del expresionismo alemán. De esta época son algunas de sus más populares películas, como El séptimo sello (Det sjunde inseglet, 1956), Fresas salvajes (Smultronstället, 1957), El manantial de la doncella (Junfrukällan, 1958) y la trilogía sobre el silencio de Dios, con la que concluye este proceso de búsqueda frustrada y que le reafirma en su desesperado agnosticismo: Como en un espejo (Sasom i en spegel, 1961), Los comulgantes (Nattvardsgästerna, 1962) y El silencio (Tystnaden, 1963).


Segunda Etapa

Bergman se enfrenta al estudio de las servidumbres de la condición humana, en especial su cobardía, su ferocidad y su soledad. El rigor ético que adopta el autor, unido a la depuración formal alcanzada por su estilo, hacen de algunas de las películas de esta etapa verdaderas obras maestras de la historia del cine. Persona (1966), La vergüenza (Skammen, 1968), Pasión (En passion, 1969). La carcoma (The Touch, 1971) y Gritos y susurros (Viskningar och rop, 1972), entre otras, constituyen el punto álgido en la evolución personal y artística de Ingmar Bergman.

De su última etapa, destaca sobre todo el ejercicio de nuevas experiencias en el campo del audiovisual, con la producción y realización de algunas películas y series para televisión, entre las que destaca una obra maestra, de carácter autobiográfico, titulada Fanny y Alexander (Fanny och Alexander, 1982).