Hijo de un pastor protestante, tras
finalizar sus estudios de Letras e Historia, se incorpora al teatro
profesional, por el que siente la más profunda devoción.
En estos primeros años se inicia en la escritura dramática
y en la dirección escénica. A pesar de su total dedicación
al teatro, su obra cinematográfica será de una fecundidad
abrumadora.
Primera Etapa |
 |
Su primera etapa cinematografica
se inicia en 1945 y está compuesta por películas de
encargo cercanas a sus intereses, pero en las que su personalidad
no siempre se manifiesta con total libertad. Es un período
de aprendizaje que empieza a dar sus frutos con Juegos
de verano (Sommarlek, 1950).
A ella hay que añadir Un verano con
Monica (Sommaren med Monika,
1952) y, sobre todo, Noche de circo (Gycklarnas
afton, 1953), obras en las que las inquietudes existenciales
del autor se manifiestan en torno a la imposibilidad de la felicidad
a través del amor y de la relación erótica.
De este pesimismo habrá de brotar, en su obra posterior,
el interrogante religioso, del que se deriva el conflicto místico
de Bergman, producto de su profundo agnosticismo.
Las preocupaciones religiosas, el
papel del intelectual en la sociedad y la muerte son los temas desarrollados
en las obras más trascendentales de esta segunda etapa, en
la que el autor, gracias al dominio de la técnica cinematográfica,
expresa con total precisión su complejo universo personal,
a través de un virtuoso lenguaje deudor del expresionismo
alemán. De esta época son algunas de sus más
populares películas, como El séptimo
sello (Det sjunde inseglet,
1956), Fresas salvajes (Smultronstället,
1957), El manantial de la doncella
(Junfrukällan, 1958) y la trilogía
sobre el silencio de Dios, con la que concluye este proceso de búsqueda
frustrada y que le reafirma en su desesperado agnosticismo: Como
en un espejo (Sasom i en spegel,
1961), Los comulgantes (Nattvardsgästerna,
1962) y El silencio (Tystnaden,
1963).
Segunda Etapa |
 |
Bergman se enfrenta al estudio de
las servidumbres de la condición humana, en especial su cobardía,
su ferocidad y su soledad. El rigor ético que adopta el autor,
unido a la depuración formal alcanzada por su estilo, hacen
de algunas de las películas de esta etapa verdaderas obras
maestras de la historia del cine. Persona
(1966), La vergüenza
(Skammen, 1968), Pasión
(En passion, 1969). La
carcoma (The Touch, 1971)
y Gritos y susurros (Viskningar
och rop, 1972), entre otras, constituyen el punto álgido
en la evolución personal y artística de Ingmar Bergman.
De su última etapa, destaca
sobre todo el ejercicio de nuevas experiencias en el campo del audiovisual,
con la producción y realización de algunas películas
y series para televisión, entre las que destaca una obra
maestra, de carácter autobiográfico, titulada Fanny
y Alexander (Fanny och Alexander, 1982).
|