Poco antes de que estalle la II Guerra Mundial, el 30 de octubre
de 1938, Orson Welles lleva a cabo una interesante experiencia,
de consecuencias impensables, consistente en la adaptación
radiofónica de La guerra de los mundos, de
H. G. Welles. La emisión provocó tal impacto que O.
Welles fue fichado por la R.K.O. con un contrato sin precedentes
para un actor y director teatral sin experiencia en cine.
A partir de ahí, este insigne director, que es uno de los
grandes del cine, vio marcada su vida por el éxito de sus
obras y por la polémica que suscitaban sus enfrentamientos
con la industria de Hollywood.
Welles contribuye considerablemente,
con sus películas de hondo calado psicológico, a la
renovación y consolidación del lenguaje cinematográfico.
Su Filmografía |
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En 1941, y con tan sólo 25
años, culmina su primera película, Ciudadano
Kane, auténtico mito cinematográfico por lo
atrevido de su argumento, pero sobre todo por su lucidez narrativa.
La película está marcada desde el punto de vista de
la realización por una impronta cuasi revolucionaria, nunca
vista desde que en 1914 D. W. Griffith sacara a la luz El
nacimiento de una nación.
En 1942 rueda El
cuarto mandamiento, retrato social de una América
con profundos arraigos clasistas. Esta nueva incursión en
la polémica, sumada a los proyectos inacabados de It's
all true (1942) y Estambul
(1942), le enfrenta con la industria cinematográfica y le
obliga a abandonar Estados Unidos, no sin antes rodar Macbeth
(1948).
En Macbeth
y luego en Otelo (1951), explota
con sabiduría las posibilidades de la iluminación
expresionista puesta al servicio de las inquietudes íntimas
de los personajes. Su etapa shakesperiana se cerraría con
Campanadas a medianoche, rodada en
España en 1966.
Del mismo período destacan
películas como Mr. Arkadin (1955),
también rodada en España, y
Sed de mal, 1958, nuevo alarde de cinematografía,
cuyo arranque, con un brillante plano secuencia, marca el tono de
calidad del resto del film.
En Fraude
(1973), una de sus últimas creaciones, este mago del cine,
invita al público a preguntarse sobre la autenticidad de
las imágenes. Uno de los mejores legados que puede dejar
un gran manipulador de imágenes de la historia del cine.
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