Tras la guerra, el colosal imperio
cinematográfico del multimillonario Arthur Rank, consolidado
definitivamente, continúa su producción de costosas
películas de prestigio, entre las que destacan Cadenas
rotas (Great expectations,
1946) y Oliver Twist (1947), ambas
a partir de textos de Charles Dickens, dirigidas por David
Lean, y sobre todo, las adaptaciones cinematográficas
de obras de Shakespeare, Hamlet (1948)
y Ricardo III (1955), realizadas
por Laurence Olivier.
Michael Powell
sigue con películas extraordinarias, algunas codirigidas
con Emeric Pressburger, Black
Narcisus (1946), A Matter of life
and death (1946), I know where I´m
going (1947), The red shoes (1948),
y Peeping Tom (1959).
Pero las películas que alcanzarán
mayor éxito de público, en estos años, serán
las policíacas. Uno de sus más destacados exponentes,
el realizador Carol Reed, alcanzará
las cotas más altas del género con El
tercer hombre (The third man,
1949), con guión del novelista Graham Greene y la interpretación
de Orson Welles.
A partir de 1949, se inicia el período
de apogeo de la comedia británica. A ello contribuye la empresa
independiente ESTUDIOS EALING, que produce un ciclo de películas
cómicas de gran popularidad, entre las que destaca El
quinteto de la muerte (The lady killers,
1955) de Alexander Mackendrick, y cuyo
éxito se debe en gran medida al talento del actor Alec Guiness.
Pero en 1955, los ESTUDIOS EALING son vendidos a la televisión.
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Capítulo 7: El tercer hombre y El quinteto de la muerte.
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