La década de los 40 está marcada por el control admistrativo
del Estado. Sólo algunos directores como Benito Perojo y Florián
Rey producen algo. Son los años de la creación del Departamento
Nacional de Cinematografía (órgano encargado de velar
por las cuotas de doblaje y de la censura) y del NO-DO.
Con este panorama,
Edgar Neville consigue hacer películas aceptables,
como El crimen de la calle bordadores (1946).
Y en 1948, una excepción,
Llorenc Llobet Gracia realiza Vida
en Sombras, una auténtica joya, una obra maestra aunque
también maldita.
La década de los 50 aporta alguna esperanza de renovación,
aparece Surcos (1951), de Nieves
Conde, un drama con influencia del neorrealismo italiano,
que da paso a dos nuevos talentos: Juan Antonio
Bardem y Luis García Berlanga.
Formados en la primera promoción del nuevo IIEC (Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, fundado en 1947), ambos codirigen su primera película Esa pareja feliz (1951) y escriben juntos el guión de Bienvenido Mr Marshal (1953) que dirigirá Berlanga.
Bardem
fue fundador de la revista Objetivo y uno de los principales
promotores, junto a Basilio Martín Patino,
de Las conversaciones de Salamanca, jornadas de cine celebradas
para revisar el lamentable estado del cine español y para
renovar su gris panorama.
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Capítulo 9 y 10 : Plácido y La escopeta nacional.
Capítulo 11: Muerte de un ciclista, Surcos, Calle Mayor, Bienvenido Mister Marshal, El verdugo y La comedia realista española.
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