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Muerte de un ciclistaMuerte de un ciclista







Bardem y Berlanga son dos de las figuras que mejor representan los intentos de renovación que surge en el panorama cinematográfico español tras décadas de cine menor. Anteriormente, Juan Antonio Nieves Conde les había abierto el paso con la realización de Surcos (1951), película que por primera vez se acercaba a la realidad social española desde una perspectiva cruda, sin edulcorantes, propia de una mirada influenciada por el cine neorrealista italiano.

En la década de los 50, Bardem funda con otros la revista cinematográfica Objetivo, que tendrá entre otras prioridades la de revisar críticamente el panorama del cine español. Los resultados los expone en las Conversaciones de Salamanca, celebradas en 1955, con la intención de revisar e impulsar el cine. Es famoso su dictamen: "políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico".

Fruto de estas convicciones, y con vocación renovadora, dirige Bardem en 1955 Muerte de un ciclista. La película, que mantiene influencias de Cronica de un amore (1950), de Antonioni, profundiza en aspectos sociales con fuerte carga crítica. El atropello y posterior muerte de un ciclista le sirven a Bardem para denunciar el egoísmo insolidario de la burguesía.

Un año después, durante el rodaje de Calle Mayor (1956), fue detenido, al considerarse que la historia atentaba contra la moral de los espectadores. En ella, de nuevo con toques neorrealistas, Bardem refleja con pesimismo una sociedad enclaustrada en el pasado. La misma mirada aplicó, con resultados diversos, a Cómicos (1953), Nunca pasa nada (1963), y Variétes (1970), las tres enmarcadas en el mundo del teatro.

El éxito conseguido por Muerte de un ciclista y por Calle Mayor (ambas premiadas internacionalmente) le permitieron realizar varias coproducciones internacionales, que no alcanzaron la calidad y resonancia de sus primeras obras. Posteriormente, reforzaría el carácter político de su cine en Siete días de enero (1977), La advertencia (1982) y Resultado final (1997), con resultados más que discretos si se comparan con la repercusión obtenida por sus mejores títulos.