El cine en las aulas
Mi nombre es Joe. Ken Loach Eduardo Manostijeras. Tim Burton La princesa prometida. Rob Reiner El bosque animado. CuerdaFantasia 2000. Disney El club de los poetas muertos. Peter Weir


Empezamos el siglo XXI, sin que el lenguaje y la historia del cine, la forma de expresión más característica e influyente del siglo XX, hayan encontrado su lugar en el sistema educativo español. Sí lo ha hecho en otros países europeos de nuestro entorno como Francia.

El célebre gurú de los mass media en los años 60, Marshall McLuhan nos prevenía en "El aula sin muros", de que la información transmitida a los estudiantes desde los medios superaba con creces a la que recibían del sistema escolar. La mayor parte de lo que saben nuestros alumnos y alumnas sobre el mundo actual lo han aprendido del cine y la TV. La mayoría de la gente tiene algunos conocimientos sobre conflictos o acontecimientos históricos o actuales (Vietnam, la Mafia, las drogas) sin haber leído nunca ningún libro sobre esos temas. Las películas de Ken Loach y otros cineastas sociales ingleses nos han transmitido una imagen de su país que no habríamos podido extraer de los medios de información.

Las películas forman actualmente el único patrimonio común de la humanidad (básicamente las películas americanas). Ni siquiera la música popular anglosajona, mucho más limitada a franjas de edad hegemónicas, alcanza esa difusión universal.

Nuestros alumnos consumen cine esencialmente a través de la televisión y el vídeo, aunque el hecho social de "ir al cine" parece conocer un nuevo auge, sobre todo en determinados ambientes urbanos (multicines, grandes centros de ocio y consumo,...). Los escolares españoles pasan al cabo del año más tiempo delante del televisor que en clase: unas 25 horas semanales (pero la televisión no descansa los fines de semana, las fiestas ni durante las vacaciones). Frente a esa preponderancia social de los medios de comunicación, su análisis está limitado en nuestro sistema escolar:

en la Educación Primaria, como contenido en varias áreas y como recurso interdisciplinar y transversal;

y con más detalle, en algunas materias optativas de E.S.O. y Bachiller (Imagen y expresión, Procesos de comunicación, Comunicación audiovisual,...) aunque, al menos en la teoría de los programas oficiales, debería verse también en algunos temas de Lengua (Sistemas de comunicación verbal y no verbal), Ciencias Sociales (Arte, Cultura y Sociedad en el mundo actual), Plástica (Lenguaje visual), Música (Música y Comunicación) o, ya en Bachiller, en C.T.S. o Historia del Arte. Parece más admitido usarlo en relación con la Transversalidad y materias de reflexión religiosa y ética.

Sobre la manipulación

Toda forma de educación implica manipulación y el que enfaticemos o no el término tiene mucha relación con los valores e ideología que cada uno de nosotros tengamos y manifestemos. El cine también transmite, ya que refleja un mundo más rico que pobre, más violento que dialogante, más masculino que femenino, más urbano que rural,... Y los valores como el poder, el sexo, el dinero o la violencia, que siempre han estado en todas las culturas de forma subliminal, se manifiestan ahora como legítimos y deseables. Los medios audiovisuales sustentan operaciones ideológicas y comerciales de gran magnitud ya que necesitan para su realización y difusión de grandiosas inversiones económicas y humanas. ¿Quién podría enfrentarse a las grandes empresas multinacionales de la comunicación? (De las 300 firmas más importantes de Comunicación-Información del mundo, 144 son norteamericanas, 80 de la Unión Europea y 49 japonesas (esos países no alcanzan entre todos ellos la sexta parte de la población mundial).

Frente a esa avalancha audiovisual una de las mejores cosas a que puede aspirar el sistema educativo es ayudar a los alumnos a ir adquiriendo hábitos activos y críticos para que, en vez de caer en la hinopsis audiovisual, lleguen a ser espectadoras y espectadores activos. Si no somos capaces de discernir y elegir haremos cada vez más cierta la aguda reflexión del profesor George Steiner: "Nunca como ahora hemos tenido más información y menos conocimiento".

Llevar el cine a las aulas no es fácil.