Entre 1940 y 1944, Francia vivirá las consecuencias de
la ocupación alemana. El estrecho control de los medios de
información, la muestra de producciones de Alemania o de
la Italia fascista y la creación de una importante productora
LA CONTINENTAL, dirigida por funcionarios alemanes, tiene por objetivo
la nazificación del país.
Los grandes nombres del cine francés
de anteguerra, Jean Renoir, René Claire, Julien Duvivier,
se han visto obligados a abandonar Francia.
Aparece un nuevo director con una
extensa formación, Henri Georges Clouzot,
que también escribe los guiones de sus películas.
Clouzot rueda algunas películas
para la CONTINENTAL, como El asesino vive
en el 21 (L´assasin avite au
21,1942) y Le corbeau, 1943,
donde muestra la sordidez y el pesimismo de una sociedad bajo un
prisma muy negro.
Marcel Carné dirige en 1944 Les enfants du paradis,
una obra maestra entre la vida y el teatro, llena de sabiduría
irónica y romanticismo amargo. Toda una leyenda que se considera
en Francia como la mejor película producida por este país.
René
Clément realiza en 1945, inmediatamente después
de la Liberación de Francia, La bataille
du rail, la única película francesa seria e
importante sobre el tema de la Resistencia.
En 1946 codirige con Jean
Cocteau La bella y la bestia.
En esta película y en otras como Orfeo,
Cocteau, que además de dirigir es poeta, novelista, pintor
y ensayista, utiliza técnicas para crear imágenes
poéticas. Sus metáforas visuales y su estilo ecléctico
serán admirados por Godard, y de hecho es uno de los padres
de la Nouvelle Vague.
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