Sus Inicios |
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Miembro de una humilde familia de
actores, su infancia transcurre en los escenarios londinenses,
a los que se incorpora como actor infantil con tan sólo cinco
años de edad. Esta primera etapa de su vida está marcada
por la penosa situación económica, a la que pone fin
su entrada en la importante compañía de pantomima
de Fred Karno, en la que perfecciona sus conocimientos artísticos,
alcanzando gran prestigio como actor. Las giras que realiza la compañía
por Estados Unidos le permiten entrar en contacto, en 1913, con
el productor y director de la KEYSTONE,
Mack Sennett, con quien firma su primer contrato en Hollywood.
Su Incorporación en Hollywood |
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En esta nueva etapa, Chaplin añade
a su vocación de intérprete la de escritor y director,
labor que ya realiza en la gran mayoría de las películas
de estos primeros años, en los que comienza a tomar forma
su célebre Charlot, el vagabundo
romántico, de buenos modales y cierta picaresca, cuya mayor
trascendencia radica en la dimensión humana que Chaplin incorpora
al personaje, ausente en la mayoría de los tipos cómicos
de las Keystone comedies.
Su Filmografía |
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Entre los cortometrajes que realiza
durante estos años, destacan Vida
de perro (A dog's life, 1918), ¡Armas
al hombro! (Shoulder arm's!, 1918), Día
de paga (Pay day, 1922) y El peregrino
(The pilgrim, 1922).
En 1921, realiza su primer largometraje,
El chico (The kid), que evoca la
pobreza de sus años de infancia en Londres, pero que supone
ante todo una evolución del universo del autor, con la incorporación
del elemento trágico a sus comedias.
Gracias al éxito de El
chico, Chaplin funda, en 1923, con el actor Douglas
Fairbanks, la actriz Mary Pickford
y el director David Wark Griffith,
máximas figuras artísticas del Hollywood de aquellos
años, la productora UNITED ARTISTS,
para la que realizará sus siguientes películas. Una
mujer de París (A woman of Paris, 1923), en la que
Chaplin no participará como actor. Se trata de una obra capital
de la historia del cine, considerada por muchos críticos
como la primera muestra de cine psicológico y primer estudio
realista de costumbres. Debido al vigor que imprime a la narración
y a sus hallazgos visuales, Una mujer de
París colocará a Chaplin entre los más
grandes realizadores del momento, sin embargo, la película
será un completo fracaso comercial.
Debido precisamente a este fracaso,
en sus siguientes películas, La quimera
del oro (The Golden Rush, 1925) y El
circo (The Circus, 1928), Chaplin volverá a encarnar
a su célebre vagabundo.
El éxito de estas producciones
le permitirá abordar sus siguientes obras desde la más
absoluta libertad temática y creativa. En Luces
de la ciudad (City Lights, 1931), realiza un amargo retrato
de las injusticias sociales; en Tiempos
modernos (Modern Times, 1936), última película
muda del autor, con banda musical y efectos sonoros, en la que propone
una sátira tragicómica en torno a la deshumanización
del sistema capitalista y de la mecanización del trabajo;
y El gran dictador (The Great Dictator,
1940), nueva sátira en la que Chaplin se enfrenta
a las dictaduras nazi y fascista. La actitud valiente y combativa
que adopta el autor en estas obras seguirá presente en Monsieur
Verdoux (1946), una lúcida farsa sobre la frágilidad
de la moral, inspirada en un argumento de Orson Welles.
Su postura crítica no será
bien vista desde el Comité de Actividades Antiamericanas,
que no dudará en llamarle a testificar. En esta situación,
Chaplin abandonará definitivamente los Estados Unidos, en
1952, para realizar en Inglaterra sus siguientes películas:
Candilejas (Limelights, 1952), melodrama
sentimental con cierto carácter autobiográfico; Un
rey en Nueva York (A King in New York, 1957), en la que arremete
contra el Comité de Actividades Antiamericanas; y, su última
película, en la que además interpreta un pequeño
papel de camarero, La condesa de Hong Kong
(The countess from Hong Kong).
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