Los hermanos Lumière, el 28 de
diciembre de 1895, realizan la presentación pública
del cinematógrafo, en el Salon Indien del Grand Café del Boulevard des Capucines,
en París. Diversas personalidades relacionadas con el mundo
de la cultura, la ciencia y el espectáculo son invitadas. Sin
embargo, los asistentes a esta primera proyección pública
y de pago, serán escasos. Entre ellos se encuentra Georges
Méliès, director del Teatro Robert Houdin, que ya, en
aquella primera sesión, manifiesta un interés especial
por el invento. La reacción del público también
será favorable, hasta el punto de que en los días sucesivos,
se formarán ante el Grand Café, colas interminables.
El programa incluye díez películas y tiene una duración
inferior a los quince minutos. (Podéis asistir a la primera sesión cinematográfica por Internet en www.institut-lumiere.org (se necesita el programa Quick Time)
).
El impacto que produce el cinematógrafo
sobre los primeros espectadores tiene su justificación en
la extrema veracidad de las imágenes en movimiento que reproducen
la realidad con una fidelidad jamás vista hasta el momento.
Un realismo que convertirá al cine, ya desde sus orígenes,
en el más importante testimonio de la sociedad y las costumbres
de la época.
En 1895, los Lumière cuentan con un centenar de cintas y, en 1896, ponen en marcha la
producción de aparatos y contratan operadores a los que instruyen
tanto en la proyección como en la filmación de vistas.
Estos pioneros recorrerán las provincias y el extranjero.
Pronto todas las capitales europeas y estadounidenses conocerán
el cinematógrafo Lumière. Allí donde van, estos
operadores proyectan las películas y además, registran
nuevas vistas con las que se amplía el catálogo de
la Casa Lumière, consiguiendo de este modo imágenes
procedentes de todo el mundo. Pero la política comercial
de los hermanos Lumière no consiste en la venta de aparatos,
sino en la creación de concesionarios a los que se provee
de operador, cinematógrafo y películas a cambio de
un porcentaje de los ingresos.
El éxito comercial del cinematógrafo
Lumière agudiza el ingenio de los investigadores, y pronto
aparecerán nuevos fabricantes que, a diferencia de los Lumière,
no dudarán en vender sus aparatos a las empresas de espectáculos.
De esta manera, se inicia en estos
años la competencia por los inventos y también por
la producción de películas. En Francia aparecen Méliès
y Pathé, en EEUU Edison y la compañía BIOGRAPH,
en Londres William Paul...
Sin embargo, los Lumière,
que siempre han considerado su invento como una "curiosidad
científica", desconfian de su rentabilidad y antes de
1900 abandonan su explotación. Su mente científica
tampoco acepta la orientación teatral del espectáculo
que el cine estaba tomando.
Filmografía |
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Entre las primeras películas
realizadas por Louis Lumière
destacan: La salida de los obreros de la
fábrica Lumière, Riña
de niños, Partida de naipes,
El regador regado, primera película
narrativa, una breve comedia, realmente un chiste; y una de sus
obras de mayor éxito, La llegada
del tren, que provoca el pánico entre los espectadores
sorprendidos por el tren que se les echa encima.
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Capítulo 1 : Varias muestras sobre Lumière |
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