El mundo de la información y de las bibliotecas

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La biblioteca escolar no puede ser ajena a las tendencias que se observan en el resto de las bibliotecas. Este capítulo de carácter introductorio tiene como objetivo familiarizar al profesorado con el mundo bibliotecario y situar el conjunto del módulo en un contexto más amplio que el del centro escolar.

1. De la sociedad industrial a la sociedad de la información

En las últimas décadas hemos asistido al nacimiento de una nueva época caracterizada por el espacio cada vez mayor que ocupan en nuestra actividad cotidiana la información y el conocimiento, así como los medios para su comunicación. La información se ha convertido en una nueva materia prima cuyo procesamiento emplea a un número creciente de personas en todo el mundo. Producir y difundir información son tareas esenciales de nuestra sociedad. Este fenómeno va acompañado de un gran desarrollo y abaratamiento de los soportes sobre los que se puede conservar la información, así como de los equipos para su lectura y los medios de transmisión de la misma. Algunos expertos hablan de un nuevo sector de actividad económica, el sector de la información, que agruparía a: los productores y vendedores de información (investigadores, publicistas, periodistas, artistas, juristas...); los gestores de información (administración, banca, seguros...); los difusores de información (docentes, educadores, bibliotecarios y documentalistas...); y los técnicos de la información (electrónica, informática, telecomunicaciones, imprenta, editoriales, fotografía...).1

Grabado de Durero en: BRANT, Sebastianus. Stultifera navis. Basileae, Iohannes Bergmann de Olpe, 1498, 1 de marzo. Biblioteca Universitaria de Granada.
Cada vez se publican más libros, más artículos y más documentos en soportes desconocidos hasta hace poco. El volumen de documentos publicados se duplica cada 15-20 años; a diario, miles de personas y organismos producen y difunden diversas informaciones cuya vida puede ser, no obstante, relativamente corta. Vivimos sobreinformados; pero, paradójicamente, el propio exceso de información se traduce en muchas ocasiones en desinformación, fenómeno que afecta de forma desigual a los distintos grupos sociales.


Cualquier profesional necesita gran cantidad de información para desarrollar su actividad y para mantenerse al día. Por otro lado, la toma de decisiones importantes para nuestra vida cotidiana exige disponer de gran cantidad de información. Encontrar dicha información se convierte en una necesidad que suele ser difícil de satisfacer sin acudir a servicios especializados.

De este hecho se deduce la gran relevancia de la función desarrollada por los diferentes organismos y servicios dedicados al tratamiento, conservación y difusión de la información en diferentes soportes: bibliotecas, centros de documentación o de información, archivos, fototecas, mediatecas, filmotecas, sistemas de información electrónica (bancos de datos, servicios audiotex y vídeotex, redes telemáticas), etc.

Su función no se reduce a conservar las obras de la creatividad humana y los documentos o informaciones que recogen el saber acumulado a lo largo de la historia. La difusión de sus fondos, elaborando instrumentos para que los usuarios puedan encontrar un documento o información, constituye su misión fundamental.

Para garantizar el acceso a la información en condiciones de igualdad, los propios organismos que la generan facilitan su difusión a los ciudadanos, creando servicios de información. Las bibliotecas y centros de documentación persiguen ese mismo objetivo en el ámbito cultural y científico.

ver videoTodos estos servicios cuentan con profesionales especializados en la organización y difusión de la información, que saben seleccionar y tratar los documentos más útiles, dónde y cómo encontrar la información, así como la forma de suministrarla a los usuarios.


2. Las bibliotecas están cambiando

El crecimiento del número de usuarios y la propia evolución social obliga a las bibliotecas a hacer un esfuerzo de adaptación, ampliando sus servicios y multiplicando la oferta de información en diferentes soportes (libros, publicaciones periódicas, discos, vídeos, CD-ROM, etc.). Aumenta el interés por la difusión de la información y existe una mayor preocupación por la comunicación con los lectores, así como por su formación como usuarios de los servicios.

Las nuevas tecnologías se generalizan en las bibliotecas, lo que contribuye a la mejora de la gestión interna y a una ampliación de la oferta de documentos en nuevos soportes. Además, favorecen la apertura al exterior con la oferta de servicios en línea, (consultas del catálogo por Internet; reservas y desideratas a través de correo electrónico; servicios de biblioteca a domicilio, etc.). Aparecen las bibliotecas digitales, también denominadas bibliotecas virtuales, que prestan todos sus servicios a través de la red como, por ejemplo, la de la Universitat Oberta de Catalunya (http://www.uoc.es) o de bibliotecas que solamente existen en la red, a través de la cual se pueden consultar los textos de documentos digitalizados; por ejemplo la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com) o la Biblioteca Virtual Lluís Vives (http://lluisvives.com). Por otro lado, la creciente oferta de recursos en la red Internet está dando lugar al nacimiento de un nuevo tipo de bibliotecas cuyos fondos no son ni libros, ni revistas, ni documentos audiovisuales, sino recursos en la red; un ejemplo de esto es la Internet Public Library (http://www.ipl.org).

La automatización de las bibliotecas amplía la tradicional cooperación entre las mismas. Actualmente, a ninguna biblioteca o centro de documentación le interesa trabajar de forma aislada. La cooperación es un factor esencial para ofrecer buenos servicios de difusión de la información y de la cultura pues permite compartir recursos y simplificar las tareas técnicas. El préstamo interbibliotecario, la catalogación centralizada o compartida y los catálogos colectivos son ejemplos de cooperación interbibliotecaria.

Otro aspecto destacable es que las bibliotecas se relacionan cada vez más con su entorno, ofreciendo actividades culturales que atraigan a los lectores (cuentacuentos, exposiciones, animación a la lectura de niños y adultos...); saliendo de los muros de la biblioteca (con servicios de bibliobús o llevando libros a las piscinas, a los mercados, a la calle...); colaborando con los centros escolares, casas de cultura, asociaciones de vecinos, etc.

3. El Sistema Español de bibliotecas

Según datos de la encuesta elaborada en 1994 por el Instituto Nacional de Estadística, existían en España 6.531 bibliotecas de titularidad pública o privada. Estas bibliotecas contaban en aquella fecha con 88 millones de libros (77% de los fondos), publicaciones periódicas (6’3%), vídeograbaciones (6’6%), grabaciones sonoras (0’9%), y otros materiales como manuscritos, combinados audiovisuales y material informático (6'5%).2

El esfuerzo realizado en los últimos años, también se refleja en los datos estadísticos: de las 6.531 bibliotecas censadas por el INE, un 50% se crearon después de 1980, 28% entre 1960 y 1979, 12% entre 1940 y 1959 y 11% antes de 1940. Sin embargo, estos datos globales no deben hacernos olvidar que las bibliotecas españolas presentan situaciones muy heterogéneas en cuanto a instalaciones, dotación y servicios al público. Los profesionales de este sector continúan trabajando intensamente para ofrecer un servicio público de bibliotecas equiparable al de otros países europeos.

Las bibliotecas españolas forman una red definida en el Sistema Español de Bibliotecas3, que se configura como elemento esencial de cooperación bibliotecaria. Los elementos del Sistema son:

En los últimos años se ha realizado un gran esfuerzo de normalización para facilitar la cooperación interbibliotecaria, especialmente en lo referente a la utilización de formatos normalizados de catalogación y de intercambio de registros bibliográficos automatizados. La publicación de catálogos bibliográficos automatizados de carácter nacional, que permiten la copia de registros, han reducido mucho las tareas de catalogación. La Biblioteca Nacional (BN) y las Bibliotecas Públicas del Estado (BPE) han sido el motor de dichas experiencias, que están cambiando el panorama bibliotecario español.

La BN es miembro de la Asociación Española de Normalización (AENOR) y desempeña una función normalizadora para el resto de las bibliotecas. Es el organismo encargado de la adaptación a nuestro país de la normativa internacional para la catalogación y para su automatización, así como para el intercambio de registros bibliográficos automatizados.5

Desarrolla una importante función como servidor informático de todo el sistema con su base de datos ARIADNA, que gestiona más de 800.000 registros bibliográficos de todo tipo de materiales, 1.500.000 registros de autoridad y 8.754 registros de datos de bibliotecas españolas. Se puede acceder a ella a través de Internet o mediante la consulta de distintos CD-ROM que se han ido publicando6. Por otro lado, elabora el Catálogo Colectivo Nacional de Publicaciones Periódicas, que ofrece datos de las bibliotecas o centros donde existen ejemplares de cada una de las publicaciones.

Además, la BN gestiona el Centro Nacional de Acceso al Documento (CNAD), que posee un ejemplar de todas las obras publicadas en España, pudiendo actuar como centro de préstamo interbibliotecario para las bibliotecas españolas y extranjeras. Con esta colección, compuesta actualmente por 7.000.000 de piezas, se amplían los recursos del resto de las bibliotecas españolas, que tienen a su disposición los fondos modernos duplicados de la Biblioteca Nacional. También se pueden obtener fotocopias o microformas de documentos antiguos y de publicaciones periódicas.7

Las Bibliotecas Públicas del Estado (BPE) iniciaron en 1987 el proyecto de informatización de su red (PROINRED), con el fin de modernizar su gestión, agilizar los procesos técnicos, fomentar la cooperación y mejorar e incrementar los servicios a los usuarios. Este proyecto ha desembocado en una interesante experiencia de catalogación cooperativa, con la creación de la base de datos REBECA. Esta base se inició con registros procedentes de varias BPE y de la Bibliografía Española de la BN. Las BPE emplean REBECA para catalogar sus fondos, copiando los registros que ya se encuentran catalogados en la misma. También se benefician de este proyecto otras bibliotecas españolas, como las pertenecientes a los sistemas autonómicos y municipales de bibliotecas que tengan convenios para la utilización de los datos.

REBECA contiene más de 210.000 registros de los siguientes tipos de documentos o materiales: libros, artículos de revistas, mapas y planos, vídeograbaciones, grabaciones sonoras, partituras y material gráfico (fotografías, carteles, etc.). A partir de 1997, cualquier biblioteca que disponga de Internet, independientemente de su localización geográfica y adscripción administrativa, podrá utilizar REBECA para catalogar los fondos de su biblioteca, copiando los registros correspondientes.8

Las bases de datos ARIADNA y REBECA ofrecen a las bibliotecas españolas un conjunto considerable de registros bibliográficos normalizados, que facilitan notablemente la catalogación de los documentos nuevos y la transformación de los catálogos manuales ya existentes, en catálogos automatizados.

Estos recursos están favoreciendo la modernización de las bibliotecas españolas. Las bibliotecas escolares también tendrán acceso a estos recursos mediante el proyecto de automatización de las mismas desarrollado por el Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (PNTIC) del MEC, actualmente Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (CNICE).

4. Servicios de las bibliotecas públicas

El sistema público de bibliotecas garantiza "...el acceso a la cultura en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos a través de la lectura...".9 Según la legislación vigente, las BPE deben prestar al menos los siguientes servicios: lectura en la biblioteca, incluyendo una sección infantil y una sala de publicaciones periódicas; préstamo individual, colectivo e interbibliotecario e información bibliográfica.

Por lo que respecta a las bibliotecas municipales, las situaciones son muy diversas y cada una presta diferentes servicios según sus posibilidades, pero la mayoría de ellas cuentan con servicios de lectura en la propia biblioteca -o lectura en sala- y préstamo.

Pocas personas piensan en la biblioteca pública cuando desean leer los periódicos del día, escuchar un disco, buscar un artículo de una revista, consultar un anuario, buscar información general para preparar un viaje, etc.; pero, como hemos visto, las bibliotecas están haciendo un esfuerzo para responder a los intereses de los lectores, diversificando la oferta de materiales y ofreciendo espacios de lectura donde los lectores encuentren aquello que demandan.

Las bibliotecas nos dan la posibilidad de disponer durante un periodo de tiempo de libros infantiles y para adultos, así como de otros materiales (discos, vídeos, etc.), mediante el servicio de préstamo. Además, muchas de ellas prestan a las bibliotecas de los centros educativos lotes de libros para complementar sus fondos temporalmente.

Otro servicio de préstamo muy interesante es el interbibliotecario: nuestra biblioteca nos puede conseguir un documento aunque no lo tenga, solicitándolo a otra biblioteca nacional o extranjera.

Además, las bibliotecas desarrollan una importante labor cultural organizando actividades de formación de usuarios, animación a la lectura, conferencias, proyecciones, recitales, cursos, congresos etc. Son verdaderas instituciones culturales: centros de comunicación y de transmisión de la cultura, con una función educativa complementaria de la de los centros de enseñanza.

Las bibliotecas escolares no pueden trabajar de forma aislada, sino que deben aprovechar los recursos generados por las redes de cooperación bibliotecaria, así como los servicios que ofrece la red pública de bibliotecas a los centros educativos. La colaboración entre sistema educativo y sistema bibliotecario es imprescindible para la formación lectora de los alumnos, que será más completa si se apoya también en la biblioteca del barrio o de la localidad. Por otro lado, no deberíamos olvidar que la formación a lo largo de toda la vida no será siempre reglada y, por tanto, puede tener importantes aliados en las bibliotecas y centros de documentación e información.