La coeducación&: Dos sexos en un solo mundo

MÓDULO 4: EL AMOR Y LA SEXUALIDAD

LA SEXUALIDAD HUMANA

Tal como hemos dicho al principio de este módulo, la sexualidad es una capacidad que conforma a cada ser humano y que nos permite sentir, vibrar y comunicarnos a través del propio cuerpo. Es algo que forma parte de lo que somos desde el mismo momento en el que nacemos y que permanece en nuestras vidas hasta que morimos. Con lo cual, cuando hablamos de educar la sexualidad, estamos hablando de hacer una educación, no sólo para el futuro de niñas y niños, sino fundamentalmente para ayudarles a vivir mejor su propio presente.

La sexualidad permite expresarnos con todo nuestro cuerpo

La sexualidad permite expresarnos con todo nuestro cuerpo

La sexualidad permite expresarnos con todo nuestro cuerpo.
Fuente: Banco de imágenes del CNICE

Esto no significa, claro está, que la experiencia de la sexualidad sea la misma en las criaturas pequeñas que en las personas adultas. En la medida que el cuerpo crece y cambia, la experiencia de la sexualidad también se transforma. De tal modo que es fundamental, cuando educamos a niñas y a niños, no dar significados propios de la edad adulta a lo que en realidad tiene otros significados.

Por ejemplo, nada tiene que ver la experiencia de una niña de tres años que mira con curiosidad y toca ‘la colita’ de un niño de su misma edad, que esa misma situación entre personas de veinte años. O sea, no es lo mismo una manifestación de curiosidad infantil que entablar una relación sexual tal como las entendemos y las vivimos las personas adultas. Por eso mismo, una relación sexual entre alguien menor de edad y otra persona con una edad significativamente mayor implica violencia, ya que la o el menor sentiría violentada su sexualidad con prácticas que no entiende o a las que le da significados distintos.

La sexualidad se manifiesta de forma muy diversa a lo largo de una vida y está en continua transformación. Esto significa que todo ser humano, tenga la edad que tenga, haya tenido las vivencias que haya tenido, siempre tendrá algo nuevo por descubrir y aprender en torno a su propia sexualidad. Por ello, podemos afirmar que educar la sexualidad no es tratar un tema que pueda acotarse, sino entrar a dialogar sobre una experiencia que se nos presenta de modos diversos y a veces imprevisibles en la propia vida, lo que significa aprender también a no dejar de sorprendernos, estar atentas y atentos a qué nos gusta y a qué no nos gusta en cada instante, y a no dejar nunca de hacernos preguntas.

La experiencia de la sexualidad evoluciona a lo largo de la vida y supone un aprendizaje permanente

La experiencia de la sexualidad evoluciona a lo largo de la vida y supone un aprendizaje permanente.

La sexualidad está presente en el conjunto de nuestro cuerpo y no sólo en algunas de sus partes. De tal modo que educar la sexualidad es ayudar a que niñas y niños tomen conciencia de las posibilidades que tiene el conjunto de su cuerpo, de mantener vivo cada rincón de su piel y de usar esas posibilidades desde su creatividad y deseo.

Como habrás visto, estamos hablando de la sexualidad desde una perspectiva muy diferente a la que se nos presenta habitualmente en distintos lugares y a través de diferentes medios que están al alcance de niñas y niños, como son, por ejemplo, algunos programas de televisión, diversas páginas web o determinados videojuegos. Ello implica, una vez más, la necesidad de dialogar con las ideas preconcebidas que las criaturas traen consigo, escuchar el sentido que dan a esas ideas y darles otros referentes más positivos. Muchas de estas ideas pueden ser fruto de mitos y prejuicios que están en el ambiente.

?Mostrar las propias inquietudes, preguntas y dudas es un modo de desmontar la idea de que es posible saberlo todo sobre la sexualidad. Esto significa decir frases como estas:

  1. A mí me encanta besar a mi pareja, pero no estoy segura(o) de que me apetecerá hacerlo esta tarde cuando llegue a casa porque hoy tengo mucho sueño.’
  2. A mí me encanta bailar. Me llama la atención que, cada vez que lo hago, descubro sensaciones nuevas.
  3. (…)

Esto es especialmente importante cuando algún niño dice: ‘yo ya lo sé todo’.